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5 heridas emocionales de la infancia que persisten cuando eres adulto

  • Ejes Informativos.
  • 10 mar 2017
  • 2 Min. de lectura

Aunque no lo parezca, la infancia es la base de nuestras reacciones en el presente, cuando ya somos jóvenes o adultos por lo que cualquier error en esa época nos pudieron haber marcado la vida durante todos estos años.

Errores o falsas concepciones de la realidad que pudiésemos haber tenido cuando niños son hoy el reflejo de esas frustraciones o fobias que no pudimos presentar en su momento, según señalan algunos psicólogos y expertos en el tema.

A veces, la relación que una persona pudo tener con sus padres también se ve como un factor esencial en el desarrollo social y de grupo que presenta ahora, motivo por el cual hemos decido averiguar un poco más sobre este tema.

Ahondando un poco sobre la relación infancia-madurez, hemos desarrollado esta sección en donde te presentamos “5 heridas emocionales de la infancia que persisten cuando eres adulto”:

1.- El miedo al abandono

La soledad es el peor enemigo de quien vivió el abandono en su infancia. Habrá una constante vigilancia hacia esta carencia, lo que ocasionará que quien la haya padecido abandone a sus parejas y a sus proyectos de forma temprana, por temor a ser ella la abandonada. Sería algo así como “te dejo antes de que tú me dejes a mí”, “nadie me apoya, no estoy dispuesto a soportar esto”, “si te vas, no vuelvas…”.

2.-El miedo al rechazo

El miedo al rechazo es una de las heridas emocionales más profundas, pues implica el rechazo de nuestro interior. Con interior nos referimos a nuestras vivencias, a nuestros pensamientos y a nuestros sentimientos.

3.- La humillación

Esta herida se genera cuando en su momento sentimos que los demás nos desaprueban y nos critican. Podemos generar estos problemas en nuestros niños diciéndoles que son torpes, malos o unos pesados, así como aireando sus problemas ante los demás; esto destruye la autoestima infantil.

4.- La traición o el miedo a confiar

Surge cuando el niño se ha sentido traicionado por alguno de sus padres principalmente, no cumpliendo sus promesas. Esto genera una desconfianza que se puede transformar en envidia y otros sentimientos negativos, por no sentirse merecedor de lo prometido y de lo que otros tienen.

5.- La injusticia

La injusticia como herida emocional se origina en un entorno en el que los cuidadores principales son fríos y autoritarios. En la infancia, una exigencia en demasía y que sobrepase los límites generará sentimientos de ineficacia y de inutilidad, tanto en la niñez como en la edad adulta.


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