'Las monjas de la marihuana' retan a Trump
- Kienyke
- 24 abr 2017
- 2 Min. de lectura

En una granja ubicada en el valle central de California (EE.UU.), las hermanas Kate, Eevee y Freya, son las creadoras de una supuesta “orden religiosa” que gira en torno a la marihuana, y que hace unos días, contaban a los medios estadounidenses acerca de sus actividades, algo que las ha puesto en el centro de las miradas de la gente curiosa alrededor del mundo.
Entre sus costumbres, resalta la cultivación del cannabis, el cual, aseguran, es para uso medicinal y no contiene el THC, psicoactivo de la planta que genera alucinaciones. Además, ‘monjas de la marihuana’, (como ellas mismas se hacen llamar) han sentado su voz de protesta en contra de las políticas del presidente Donald Trump y su gabinete, quienes no están de acuerdo con la legalización de la marihuana, la cual es legal desde los referendos del pasado 8 de Noviembre del 2016.
“Lo que Trump ha hecho por nosotras es poner un cohete bajo nuestros traseros y enviarlo a otro país”, dijo una de las hermanas a Metro, medio estadounidense. Además, las autoproclamadas feministas, a pesar de la posición que mantiene el presidente Donald, han expandido su negocio aún más, realizando ventas de carácter internacional a través de la internet. “La respuesta que le damos a Trump es Canadá,” dijeron. Actualmente venden online para el país vecino del norte y esperan expandirse y abrir un lugar allá en los próximos dos meses.
Por otra parte para las también conocidas como “las hermanas del valle” , que no hacen parte de ninguna corriente espiritual específica, la luna, la tierra y la naturaleza forman su grupo de entidades de adoración, al igual que la planta que cultivan haría las veces de su máxima santidad. De hecho la fundadora Kate diría a la prensa norteamericana: “No somos una religión (…) No estamos aquí para emular nada de la Iglesia católica. Adoptamos un uniforme con el que la gente se identifica y que tiene un significado. Significa orden, disciplina y limpieza”, aseguró Kate. “Y sentimos que tenemos el derecho a usar este uniforme ya que la Iglesia católica lo ha abandonado”, concluyó.
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